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Una triunfadora en el exterior

jueves, 10 de noviembre de 2011

Salpicón

Por: Gustavo Páez Escobar

No supuso Gloria Chávez Vásquez en 1970, cuando se residenció en los Estados Unidos, que veinte años des­pués obtendría el premio Emma, que en otro terreno es como ganarse el Oscar en dicho país, como reconocimiento al periodismo femenino. Es la primera vez que una hispana consigue ese galardón. El recorrido de nuestra colega por periódicos y revistas de los Estados Unidos arroja un balance elocuente. Este premio también es para Colombia, y desde luego para la mujer colombiana, ya que Gloria representa esa escuela de luchadoras que han sabido defender con coraje y luci­dez las causas de la justicia y la dignidad humana.

Con paso firme ha ascendido las escalas, rigurosas y competidas, del periodismo norteamericano. Sus crónicas son ejemplo de concisión, claridad y firmeza. Se ha especializado en los temas latinoamericanos, entre los que se ocupa con frecuencia del ad­verso discurrir de la vida colombiana. Y como sus ideas suscitan polémicas, incluso en los propios periódicos donde ha trabajado, su camino no ha sido fácil. Pero todos la respetan por la entereza de sus postulados.

En Nueva York se graduó en ciencias del comportamiento y en literatura hispanoamericana y sicología. Su primera incursión en las letras fue con el cuento Sor Orfelina, que en 1971 le hizo ganar puesto de honor en las páginas del Magazín Dominical de El Espectador. Las termitas, su primer volumen de cuentos, refleja su capacidad de narradora profesional, la que luego refrendaría con dos títulos más: Cuentos del Quindío y Akum, la magia de los sueños. Ahora trabaja en Vanessa, mariposa mentalis, otro camino de cuentos.

Este haber literario y periodístico la señala como colombiana sobresaliente en el exterior. Y pone de manifiesto que para triunfar es preciso salir de Colom­bia. Muchos talentos se pierden en nuestra patria por falta de estímulo y campos de acción. Nadie es profeta en su tierra. Gloria Chávez Vásquez, oriunda del Quindío, no logró que su propia región le publicara el libro que iba a obsequiarle a Armenia, su tierra natal, en el centenario de su fundación.

Como lo recordarán los lectores de esta columna, El Conde del Jazmín sucumbió ante la jarana de las rei­nas y la parranda. Después de aquella crónica, varias ofertas ha recibido Gloria para que el personaje típico de los armenios se levante y camine. La autora, como anticipándose a las ironías de su parroquia, había pues­to en labios de uno de sus protagonistas de ficción es­tas palabras que son de verdad: «Te repito por milloné­sima vez, Chichigua: desconfía de los humanos».

Otra faceta admirable de la personalidad de la pe­riodista es su sentimiento por los animales. Está vin­culada a vigorosas campañas, tanto de Estados Unidos como del mundo, que defienden los derechos de estos se­res desamparados y maltratados, en todas las culturas del orbe, por la ferocidad humana. Colombia es uno de los infiernos de los animales.

Aprovecho la ocasión, a propósito, para agradecer las numerosas manifestaciones de solidaridad que reci­bió esta columna como consecuencia de la crónica Cuando los animales lloran, que tuvo repercusión no sólo en Colombia sino en el exterior. Asociaciones defenso­ras de los animales y personas particulares me hicieron llegar un verdadero plebiscito que estimula estos no­bles empeños del periodismo.

Esa es Gloria Chávez Vásquez: digna representan­te de nuestro país en los Estados Unidos. Combatiente de la pluma y del periodismo creadores. Mujer, periodista, escritora, en ella se conjugan virtudes suficien­tes para engrandecer su raza y su tierra.

El Espectador, Bogotá, 30-V-1990.

 

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